Mocona en diario "La Nacion"

Una gran falla geológica

Los Saltos del Moconá, dentro de la Reserva de Biósfera Yabotí.
 A ellos se llega a través de la RN 14 y la RP 13, que alcanza El Soberbio, una pequeña ciudad con opciones de hospedaje. Por una ruta ahora asfaltada se alcanza el parque provincial Moconá, también en renovación: tendrá pasarelas para ver las cascadas, que hasta el momento sólo pueden apreciarse en lancha-gomón, o desde tierra, pero del lado brasileño (se puede cruzar en lancha de El Soberbio a Porto Soberbo y llegar hasta el parque Estadual Do Turvo).
En dos metros cuadrados de sombra, bajo una lona sostenida por parantes, dos lancheros esperan la llegada de turistas. Ellos están de guardia, ya que los días de semana hay poco movimiento y nosotros llegamos un martes. Los fines de semana y feriados pueden encontrarse hasta siete lancheros, que trabajan en cooperativa y esperan ser incorporadas al proyecto oficial del parque. Por ahora, con hasta veinte años de servicio, cuentan con permisos temporales.

La casa de doña Helga
La casa de doña Helga.

Bajo el toldo escuchan una radio que transmite en portugués. "Para cualquiera de esta zona es fácil entenderlo", asegura uno los hombres. Junto a ellos están los chalecos salvavidas, colgados de una soga. Se secan enseguida: al sol, la temperatura supera sin problema los 35°C.
El recorrido es de unos veinte minutos río arriba. Navegamos junto a un interminable salto de agua, producto de una falla geológica única en el mundo. Es, sin duda, uno de los mayores atractivos naturales del país. Las cataratas, de unos 10 m de altura (varía según el caudal), se extienden por 3 km del Uruguay. La curiosidad es que no son interrupciones transversales al curso del agua, sino un quiebre del terreno que hace que el río avance en dos niveles. Esa diferencia de altura genera el extraordinario salto longitudinal.
El canal donde navegamos es más profundo de lo imaginado. Alcanza, en algunos lugares, los 150 metros. No es casual que le hayan puesto el nombre moconá los habitantes originarios: significa el que todo lo traga . Hay una piedra en la zona, llamada Bugre, muy especial según los lugareños: no sólo servía para cruzar de lado a lado, sino también para resolver diferencias entre los caciques. Allí discutían, hasta que una caía al agua y perdía. Son leyendas.

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